Ámsterdam se ha consolidado como el modelo global de la ciudad amigable con la bicicleta. Más allá, según un reciente artículo de CityLab, la construcción de este sistema de transporte “conveniente, barato, limpio, silencioso, eficiente y seguro” es el resultado de un proceso complejo, de muchos años, que se ha estructurado desde la planeación, el diseño, la regulación y la política pública. Ahora bien, es impreciso y perjudicial creer que Ámsterdam ha llevado adelante este proyecto de ciudad por razones ornamentales, o que sea una política de movilidad alternativa o complementaria. Más bien, esta apuesta rebasa las concepciones de ciudades centradas en el automóvil para abrir paso a una visión de ciudades en las que la bicicleta es la “fuerza dominante” en la política de la movilidad.
Así pues, el artículo resalta cinco características esenciales que componen el modelo de transporte. En términos generales, estas características están orientadas a: la prioridad de la bicicleta en las vías, la segregación de la cicloinfraestructura, la posibilidad de tener vías sin automóviles, la estricta regulación de la velocidad del tránsito y el diseño de intersecciones viales seguras para todos los actores viales.
Foto: «Cubaanse Plantage» by Peter Eijkman is licensed under Attribution-NonCommercial 2.0 Generic (CC BY-NC 2.0)